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El habitual rictus de concentración de Arti se ha transformado en una amalgama de detalles que reflejan las misma dudas de las primeras horas. Señales suficientes como para saber que Arti no está más cerca de una solución, y sí de una crisis nerviosa.

 

—Sigo sin entenderlo —dice, mientras se retira un mechón de pelo que le tapa los ojos.

—No es culpa tuya, Arti. Ninguno lo entendemos. Sabíamos que nos exponíamos a esa posibilidad.

—¿De verdad crees eso?

—Tú también, solo que confiabas más que ninguno en la lógica. Siempre lo haces.

No pretendías sonar condescendiente, pero el ceño fruncido de Arti refleja que el efecto ha sido precisamente ese.

—¿Qué sentido tendría mandarnos a un destino desconocido?

—Puede que el paso por el portal haya bloqueado las comunicaciones o que algún sistema haya quedado dañado.

La mirada de Artemis es elocuente y acusatoria al mismo tiempo.

—Puede ser, pero todo apunta en otra dirección. Una que ni siquiera contemplábamos —dice y sabes que ha tenido que contenerse.

Durante unos segundos solo se escucha el zumbido de la consola de transmisión de datos que trata de, por enésima vez, contactar con Baikonur.

—¿Has conseguido algo con el portal? —dices cuando es evidente que el silencio se está volviendo incómodo.

—Nada nuevo. Las lecturas son las mismas. Pero no podemos esperar mucho más de algo que apenas comprendemos.

Asientes con la mirada perdida. Tus piernas flotan hasta chocar con suavidad contra la pared del techo.

 

“Acaban de llegar los primeros datos”

 

La voz de Greg os saca a ambos de pensamientos profundos. No ha habido inflexión en su tono, pero eso no dice nada viniendo del piloto.

 

Miras a Artemis y no hacen falta palabras para que te sobrepase con un ligero impulso elegante hacia la esclusa de salida. Sigues a tu compañera, mientras tratas de mantener los nervios a raya.

Cuando llegas hasta el módulo de análisis observas la expresión de Arti y no consigues más que confirmar la batalla interna de la ingeniera. Cuando giras la cabeza hacía el piloto, no te encuentras con sus ojos, y sí con un montón de datos proyectados sobre la consola central.

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